Más de alguna vez habrán visto u oído sobre ejercicios que se realizan con algunas partes de la boca para que el niño/a pueda “hablar mejor”. Tocarse la nariz con la punta de la lengua, soplar, sostener un lápiz con los labios, hacer como un caballo, inflar mejillas, apretar los labios, entre otras. Estos movimientos que se realizan con las estructuras implicadas en el habla, se conocen como “movimientos orofaciales y laríngeos no verbales (MOL-NV) y que reemplaza actualmente al conocido término de “praxias orofaciales” y sus distintas variantes (“praxias orales”, “praxias linguales”, “praxias fonoarticulatorias”, etc.)

A lo largo del tiempo, diversos especialistas han solicitado la utilización de este tipo de actividades como un programa de intervención esencial para los trastornos de habla. No obstante, la evidencia científica no respalda su efectividad.

Siguiendo las tendencias sugeridas por la American Speech-Language-Hearing Association – ASHA, sobre la práctica basada en la evidencia (PBE), es necesario utilizar técnicas y procedimientos probados en investigaciones serias que cumplan con todos los requisitos y estándares metodológicos.

Las investigaciones y la evidencia actual ha determinado que: Las praxias no contribuyen a mejorar la inteligibilidad del habla. Tampoco benefician la adquisición o el desarrollo de la producción del habla.

¿Por qué?

  • No generan retroalimentación auditiva, ya que la gran mayoría no origina un sonido , y si es que lo produce, no tiene una representación fonética-fonológica para el oyente.
  • Los centros neurológicos del habla y de las praxias son diferentes, es decir, cuando realizamos praxias se activan distintas zonas en nuestro cerebro que cuando hablamos.
  • La actividad muscular registrada durante la realización de praxias es diferente a la de los sonidos del habla. Los músculos orofaciales no requieren un máximo grado de fuerza durante el habla, de hecho, se utiliza solo entre el 10%- 25% para hablar de la fuerza máxima que pueden ejercer estos músculos. Por consiguiente, tampoco es necesario realizar ejercicios de fuerza o de tono muscular, ni es necesario dedicar tiempo de la sesión a realizar un listado de praxias a modo de “calentamiento”.
  • Entrenar partes ínfimas del habla, como las praxias, no genera una transferencia a  actos neuromotores complejos como lo es el habla. Los niños presentan dificultades para identificar, asociar y transferir los movimientos realizados durante las praxias a los producidos por el habla.
  • Todas las praxias carecen de la participación del sistema respiratorio. Para emitir los sonidos del habla (en la mayoría de los idiomas) es necesaria la presión subglótica.

Entonces:

  • Para aprender los sonidos del habla tenemos que oír y producir los sonidos.
  • Sus alteraciones deben ser trabajadas con habilidades de habla o cuasihabla, dependiendo del error (fonético o fonológico).
  • En el caso de una alteración fonética (sonido), se le puede dar una pista fonética, que es diferente a una praxia. La pista fonética implica realizar el movimiento igual o similar al sonido objetivo, pero el movimiento debe ir siempre acompañado de la emisión del sonido correspondiente.

Flga. Miriam Rodríguez

Bibliografía:
Susanibar, F., Dioses, A., Marchesan, I. (2016).Trastornos del habla, de los fundamentos a la evaluación.
Ruscello, D. (2008). Nonspeech oral motor treatment issues related to children with developmental speech sound disorders.
Borregón, S.(2010).Los trastornos de la articulación.


https://centroinfanto.cl/sirven-las-praxias-para-mejorar-el-habla-de-mi-hijo-a/